“Ya sé lo que me vas a preguntar... Sí, mi viejo me puso
Diego Armando por Maradona. Nací el 3 de julio de 1986, un
mes después de ganar el Mundial de México”. El que habla,
entre divertido y resignado, es Diego Armando Sulca (24),
quien bien podría llevar la camiseta número 10 de la
Universidad Nacional de Córdoba (UNC). El joven jujeño
obtuvo el más alto promedio de la promoción 2009 (9,88) y el
19 del corriente recibirá el Premio Universidad junto con
otros 44 destacados egresados de la UNC.
Diego se recibió de licenciado en Matemática en la Facultad
de Matemática, Astronomía y Física (Famaf), justo en una
disciplina que asusta a la mayoría de los estudiantes.
“Mi interés por las matemáticas surgió gracias a las
Olimpíadas de Matemática y no por cómo daban la materia en
el secundario. Si fuera por eso, debería odiarla. Pero en
las olimpíadas era muy distinto, los problemas eran muy
interesantes, era otra forma de acercarte a las matemáticas.
Eran muy entretenidas, además había competencia y a todo
adolescente le gusta eso”, relató.
El muchacho no estaba decidido a estudiar Matemática cuando
llegó a Córdoba. “En realidad, yo no sabía que existía una
carrera así. No está difundida, lo que se ofrece son siempre
las carreras tradicionales. De todos modos, yo participé en
unas olimpíadas que organizó Famaf. Ahí fue cuando conocí la
carrera”.
Al principio, se había inclinado por Física, pero después se
inscribió en Matemática. “Hacer las dos carreras era una
locura. Al poco tiempo me di cuenta de que Física no era lo
mío. Ahí conocí a los matemáticos de Famaf y me decidí”.
Sulca confesó que no le costó cursar la carrera. “La mayoría
de las materias fueron muy interesantes. Están dadas de una
manera atractiva. Los profesores son gente buena, y la
verdad es que se entabló una relación tipo familiar, siempre
me sentí contenido por mis tutores, y si no entendía algo,
no tenían problema de explicarte las veces que fuera
necesario”, agregó.
Apoyo familiar. Desde su San Salvador de Jujuy natal, Diego
vivió en varias pensiones y casas de los barrios Alto
Alberdi, Nueva Córdoba, Jardín. Reconoció que nunca sufrió
el desarraigo, porque la ciudad de Córdoba le parece
“maravillosa”. Se siente agradecido por haber venido a esta
ciudad. “Tiene muchísimas cosas que me gustan. Hay muchas
alternativas artísticas, culturales, de diversión, es una
ciudad genial”, completó.
Diego contó con el apoyo de su familia y de la Fundación
Retama. “Mis viejos me bancaron, y además tuve una beca de
la Fundación Retama toda la carrera. La verdad es que siento
mucho agradecimiento con esta fundación porque siempre
estuvieron interesados en cómo me estaba yendo”.
Para él no hay que ser un genio para estudiar Matemática.
“Te tiene que interesar, te tiene que gustar. No es cierto
que los matemáticos somos genios. Si fuera cierto podría
hacer cualquier cosa bien, y la verdad es que sufro mucho
con el idioma, el inglés me cuesta bastante. Sí te puedo
decir que esta disciplina te ayuda a organizarte. Eso me
ayuda con la gramática del idioma, pero a la hora de
hablar... estoy para atrás”.
Actualmente, Diego está haciendo el doctorado de Famaf y es
becario del Conicet. “Me llevará cinco años, serán mis
primeros pasos en la investigación. Hay mucho por aprender
de matemática, la diferencia es que al ritmo ahora lo llevás
vos”.
Contó que lo de las notas altas se fue dando naturalmente,
nunca fue un objetivo para él. “Nunca lo busqué. Mi primera
nota fue un 9. ¡Estaba feliz! Yo pensé que en la universidad
me iba a sacar 7. Ahí me di cuenta de que podía, pero no
viví pendiente del promedio. Fue el resultado de haber
aprendido bien las cosas”.
Su padre es policía y su madre empleada pública. Sus
hermanos mayores también lograron títulos universitarios. Un
hermano es licenciado en Economía y la hermana, odontóloga.
Es la historia de Diego Armando Sulca, un “Maradona” de la
matemática.
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